IV Feria de jóvenes emprendedores

24.04.2017

El 12 de febrero de este mismo año, tuvimos la gran oportunidad de participar en un proyecto que por cuarto año consecutivo, el colegio Diocesano Santo Domingo organizó con gran éxito. Un día en el que el objetivo primordial es disfrutar con la familia todo tipo de actividades.

Los nervios por la inexperiencia y el querer causar la mejor imagen de nuestra marca y de nosotras mismas nos acompañaron durante todo el trayecto. A pesar de ello, nuestro duro trabajo, interés y pasión por el evento trajo como resultado un enorme orgullo y una grandísima primera experiencia digna de recordar.                                                                         En las semanas previas al evento tuvimos que hacer frente a numerosos dilemas que sin apenas apreciar iban surgiendo. Modelos que exponer, número de ventas estimadas, presentación del producto o factores que resultasen atractivos para el cliente, solo son unos pocos ejemplos. Con dedicación, trabajo y esfuerzo fuimos solucionándolos y, por fin, llegaba el día esperado.

La mañana no comenzaba a nuestro favor, el tiempo se había puesto en nuestra contra, pero el proyecto debía continuar. Una vez allí, todos nuestros compañeros al igual que nosotras, deseaban exponer y reflejar con ilusión el gran trabajo que habían creado con tanta dedicación durante tanto tiempo. Nosotras habíamos elegido una gran batería de productos y esperábamos que con la selección de un decorado acorde a nuestro estilo y nuestras ganas, los productos fuesen bien recibidos.                                                                                                  Muchas madres sobre todo, eran las que se acercaban para descubrir que era exactamente aquello que los alumnos de segundo de Bachiller llevábamos entre manos, y a nuestro agrado, quedaban muy sorprendidas al ver el resultado. 

Esas pocas horas en las que estuvimos expuestas a los demás, nos enseñaron mucho, aprendimos que independientemente de cumplir o no las expectativas, siempre hay aspectos muy positivos a los que aferrarse, también aprendimos a cambiar y adaptar la mentalidad a cualquier situación, pero sobre todo, aprendimos a compartir con nuestros compañeros miedos e inseguridades, primeras desilusiones convertidas en posteriores satisfacciones, ya que todo tiene siempre un lado positivo, algo de lo que aprender y aprovecharse, algo por lo que luchar y trabajar y enorgullecerse finalmente.

Esta feria era tan solo un primer y mínimo contacto con la vida diaria de una empresa, pero estamos seguras de que para todos nosotros fue una experiencia enriquecedora y provechosa a la par que divertida y diferente.

                                                                                                                                    Inés Hernández



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